Río, oir
Oir el río
Una y otra vez
Como él oye mis nostalgias
Las nostalgias de unos y otros
Entre un mar y otro
Está abajo y está arriba
Juega a enojarse
Juega a dormirse
Ahora baja a la costa
Ahora se hace nube
Regresa a la montaña
Suelta su humedad
Sobre los campos de avena
Los niños chapotean.
Ondas antiguas subieron
desde las entrañas de la tierra
lanzaron rocas, arenas y cenizas
cincelaron el lecho profundo
nuevo hogar de las frías aguas
que van entre cielo y tierra
El alma del río se puede oír
A veces como rugidos
De fiera salvaje
Otras veces como suave murmullo.
Del río se come,
Del río se bebe,
En sus traviesos saltos
Se juega, se ríe
En su corriente se dejan ir
Obsesiones y pesadillas
al capricho de la corriente
El río es libre
Nadie es dueño del río
Todos somos el rio
De golpe abajo nuevas rocas se apilan
Un muro atraviesa la corriente
Tonto río le dicen
Desperdicia su agua
Entonces lo vamos a represar dicen
Precipitarlo por una garganta
Muy abajo
Para transformarlo en energía
Para otros destinos
Ante la sordera y afán de dinero
De miles de gargantas
De los defensores de los ríos libres
Sale un solo clamor
El río no tiene dueño.
Luisa PARÉ, 22 de marzo 2014